Las sanciones por ensuciar la vía pública pueden llegar hasta 500 euros, pero no han erradicado esta actitud en algunos barrios.
Para unos es cuestión de humanidad, para otros un verdadero problema de suciedad e insalubridad. Vecinos de varios puntos de Málaga -Puerta Blanca, La Luz, Cruz de Humilladero y El Palo, entre otros- albergan desde hace tiempo a unos visitantes que no son del agrado de todos. Se trata de gatos callejeros y palomas, que han convertido parte de la vía pública en sus hogares ante la gratitud de los vecinos que les dan de comer ensuciando con ello las calles. En ocasiones, los restos conviven en lugares públicos junto a parques infantiles, donde las familias han mostrado su malestar.
«Nos consta que dos señoras mayores dejan comida en la acera, generando un foco de infección a escasos metros de donde juegan los críos. Cuando le hemos dicho alguna vez que la policía les puede sancionar por ensuciar la calle dicen que no le hacen daño a nadie», afirma Juan Navarro, de La Unión. La historia se repite en Puerta Blanca, Camino de San Rafael, y El Palo, donde los vecinos han hecho llegar a SUR quejas de lo que consideran un problema de salubridad.
«No tenemos nada en contra de los gatos pero tampoco queremos que nuestros hijos estén en contacto directo con estos animales que en la mayoría de casos están abandonados, carecen de vacunas, están sucios y conllevan un riesgo para la salud», relata el joven, tras afirmar que estas mascotas sin dueño se alimentan de la basura esparciendo desperdicios y generando más suciedad. «La calle jamás está limpia por esta cuestión, porque junto a la comida para gatos, constantemente encontramos restos de pan que tiran a las palomas, sin ningún reparo, delante de otros vecinos que aún habiéndoles llamado la atención por ello, ignoran», comenta Francis Gallardo, en referencia a la plaza Enrique Herrera Moll, en Cruz de Humilladero.
Lo mismo ocurre en Puerta Blanca, donde el presidente Juan Carranza, también apunta que la proliferación de gatos, palomas y suciedad atrae a las gaviotas, unas aves protagonistas en los últimos meses. «Hay gente que arroja comida desde las ventanas y al momento la calle se llena de palomas, y cada vez hay más aves aquí», explica.
Los vecinos lamentan el poco éxito de sus denuncias, que ya han llevado a varias instancias. «Se lo hemos comunicado a la Policía Local y ahora a la de barrio, que es nuestra esperanza, a ver si castiga estos comportamientos que nos afectan a todos. Por ahora las quejas aún no han dado resultado y en verano suele acarrear plagas de cucarachas», declara David Santiago, de la calle Bolivia.
Reclaman sanciones.
Este vecino de El Palo asegura que la situación empeora en las casas de la playa, donde las camadas de gatos campean a sus anchas. «Hay que cambiar esa mentalidad , si es así que les den de comer en casa», reclama.
Las multas contempladas en la ordenanza de tenencia de animales del Ayuntamiento de Málaga, castiga el suministro de alimentos a animales vagabundos o abandonados, «cuando de ello puedan derivarse molestias, daños o focos de insalubridad en espacios públicos, solares o inmuebles con sanciones entre los 75 y 500 euros (falta leve) dependiendo de si es reincidente».
DIARIO SUR (Fuente).
JAVI LUKE (Administrador).
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