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La entrada al Barrio de Jarazmín muestra signos de abandono.

Los vecinos de la zona denuncian la existencia de dos coches calcinados, cubas tiradas, una camioneta llena de basura y una cuadra "con poca seguridad".

Dicen que la primera impresión es la que define el comportamiento que tendrá una persona con otra. Si esto se extrapola a los barrios malagueños, el de Jarazmin proyecta una relación de corta duración.

La entrada a este espacio que se sitúa pasado los campos de golf de El Candado, muestra una
panorámica de abandono que después nada tiene que ver con el resto de la barriada. Tras el cartel de Choza del Jarazmin, la visión del conductor que entra en esta zona es la de coches y cubas abandonadas a su suerte.

Lola Alcaide es una vecina cansada de ver esta situación. Ella denuncia esa visión que todo el visitante al barrio recibe, creando hasta malestar en los propios vecinos. Ella teme por la salud "de los niños que juegan por aquí, ya que hay dos coches calcinados cerca y como se acercan corriendo, podemos tener un disgusto". Estos coches quemados llevan dos años allí, sin conseguir que nadie se los lleve. Justo al lado hay otra camioneta abandonada, con la diferencia que ésta tiene en su remolque, gran cantidad de basura acumulada. "Hay vecinos que prefieren tirar la basura en la camioneta, que les pilla más cerca que el contenedor. Eso no puede ser", comentaba la vecina. Todo esto se agrava viendo que en medio de esta camioneta y los dos coches calcinados, existe una pequeña cuadra en la que conviven tres caballos, aunque vecinos de la zona admiten haber visto algún ejemplar más e incluso un burro. Este pequeño establo, pese a estar bien aprovisionado de comida y bebida, tiene unas medidas de seguridad algo precarias, ejerciendo la labor de puerta una valla amarilla de las que se pueden ver en las calles para evitar que un coche aparque. "Estamos a pique que un día un caballo quiera salir y que con un poco de esfuerzo, tire la valla abajo" admitía Alcaide. 

Fuente: Diario Málaga Hoy, edición del 3/SEP/2012.

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