La Junta directiva de Amigos de la Barca de Jábega (ABJ) ha organizado para el 21 de este mes la celebración del Solsticio de Verano en la Playa de La Araña y al pie de laTorre de Las Palomas.
Este evento, que para la ocasión cuenta con la colaboración del CD Rebalaje, viene siendo llevado a cabo por tercera ocasión, ampliando su contenido para la presente edición con la programación de actividades simultáneas desde el mar y desde tierra.
La localización escogida tiene especial significado para los primitivos pobladores de nuestro litoral. Próxima al Parque Prehistórico de La Araña, con mensajes humanos que abarcan 150.000 años, está a medio camino entre el monte de San Antón, donde se han descubierto vestigios de Adoradores del Sol, y la Cueva del Tesoro, lugar destinado al Santuario de Noctiluca, antiquísima y misteriosa divinidad lunar de la fecundidad, anterior a los tartesios, y que los fenicios representaron en las monedas de Malaka.
A partir de las 20:45 h. junto a la Torre de Las Palomas en un acto abierto a todos, el presidente de la asociación, Antonio Clavero, dará la bienvenida a los presentes y dirigirá un saludo al sol, dando paso a los poetas y socios María Jesús Campos, Francisco Chica, Francisco Morales y Miguel Moreta, quienes harán lectura de versos de su respectiva autoría.
A continuación, Antonio Mandly y Carmen Tomé recitarán algunas coplillas y para finalizar, Miguel López Castro entonará unos cantes por jabegote. Todas las intervenciones estarán relacionadas con el mar y el sol.
Desde el mar, la barca de jábega Rompeola pondrá proa al sol en sus últimos minutos del día y los remeros rendirán remos ante el astro rey mientras que Aurora Ramírez, de la Panda de Verdiales Arroyo Gálica hará sonar acompasadamente la caracola en una intervención que será respondida desde el pie de la torre.
Los asistentes concluirán la celebración brindando en un establecimiento cercano.
El solsticio de verano siempre ha tenido connotaciones mágicas y su celebración es tan antigua como la propia humanidad. Al acortarse los días después de esta jornada los pueblos primitivos temían que el sol no volviera a su esplendor total, y por ello y para representar su poder celebraban en estas fechas toda clase de ritos en los que el fuego era el protagonista. A menudo se bailaba y saltaba alrededor de hogueras para purificarse, protegerse de influencias malignas y asegurar el renacimiento del astro que nos ofrece luz y calor y, por lo tanto, vida.
En tiempos posteriores se organizaron procesiones con antorchas y se encendieron fogatas en las cimas de las montañas, en las plazas públicas y frente de las casas. Con ello llegamos a la celebración de la Noche de San Juan la víspera del 24 de junio, adaptación cristiana de este fenómeno sociocultural de raíces ancestrales que reviviremos desde la tierra y desde el mar.
Fuente: ABJ
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